Con la ilusión del primer día que llegaron nuestras nancys creamos este blog. Con él queremos compartir nuestros recuerdos y experiencias en el fascinante mundo de la infancia, lleno de magia, que recibimos de nuestros padres, dos seres maravillosos. Su amor y buen hacer hicieron posible que la felicidad de aquellos años perdure hasta nuestro presente, dejándonos así un valioso legado para transmitir a nuestros hijos...
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Hay muchas formas de ayudar a los GATOS EN ADOPCIÓN, DIFUNDIR POR INTERNET es una de ellas. También puedes llevar mantas, cuencos y cualquier cosa que puedan necesitar a tu refugio de animales más cercano.
Habiendo llegado el momento hizo entrar a María en una gruta, y dejando a sus hijos con ella , se fue a buscar una comadrona por todo Belén.
Y sucedió que yo, José, estaba caminando y dejé de andar; levanté mi mirada al cielo y estaba inmóvil, quieto los pájaros; bajé mi mirada a la tierra y vi una artesana y a unos obreros apoyados con sus manos en la amasadora, y los que amasaban ya no lo hacían y los que estaban levantando la masa , no la levantaban ; y todos miraban hacia lo alto; y entonces vi dos corderos que se acercaban, pero ya no andaban, se paraban y el pastor que había levantado su mano con el bastón, quedo suspendida en el aire. Y miraba la corriente del rio y estaba parada con dos cabras con sus bocas abiertas a punto de beber y no bebían, y en un momento todo volvió a ponerse en movimiento...
Y una mujer que bajaba por la montaña me dijo:" ¿A donde vas?" y yo le respondí " Busco una comadrona" " pues llévame junto a la parturienta" ´me respondió ella.
Y nos paramos en el lugar donde estaba la gruta y una nube luminosa cubría todo el lugar, unos momentos después la nube comenzó alejarse de la gruta y entonces apareció una luz tan intensa que nuestros ojos no podían soportarla. La luz fue disminuyendo poco a poco hasta que pudimos ver al recién nacido entre los brazos de su madre que se lo acercaba a su pecho.
Y los Magos que se habían encontrado en el camino, seguían a una estrella cuyo resplandor hacia invisible a todas las demás.
De pronto vieron como la estrella parecía abandonar el cielo y lentamente se iba acercando hacia ellos. El astro comenzaba a ser cada vez más grande, pareciendo caer sobre ellos, inmóvil la comitiva, por un tiempo quedaron cegados por la luz. Cuando los Magos recobraron la vista, la estrella estaba frente a ellos y transformándose en un inmenso ángel les hablo sin palabras.
Cuando acabó, el ángel tomo de nuevo la forma de la gran estrella y flotando sobre el suelo les condujo hasta el pequeño establo dentro de la gruta, elevándose después sobre ella y desplegando una columna de luz que unió cielo y tierra.
Mi hermana y yo os deseamos una muy Feliz Navidad,
o un muy Feliz Solsticio de Invierno o feliz lo que queráis,
pero espero que estos días sean mágicos y especiales.
Y por supuesto un muy Feliz Año Nuevo.
Y que los Magos de Oriente nos traigan a todos esperanza, trabajo, salud y una cajita llena de ilusión.
Abrazos y Besos.
Textos: De los Evangelios Apócrifos.
Nancys: Yanira y Jenny.
Había una vez una niña llamada Dorothy, que vivía
en una granja en Kansas, al cuidado de sus tíos, Dorothy tenía un perro llamado
Totó al que adoraba y con el que jugaba siempre cerca de la propiedad de su
familia.
Un día se
desató una gran tormenta mientras ella correteaba alegremente con Totó,
se encontraba subida a un árbol cuando el sol se ocultó tras unas aterradoras
nubes negras.
Nadie se imaginaba que el peligro de un tornado
era inminente, así que cuando la niña lo vio, huyó despavorida hacia la granja.
Sin embargo, sus esfuerzos no sirvieron de mucho, ya que la niña en su
desesperado intento por ponerse a salvo, tropezó y finalmente fue arrastrada
junto a su perrito por el tornado. Sus tíos impotentes, vieron como su sobrina
desaparecía en la tormenta, sin que ellos pudieran evitarlo.
Cuando Dorothy recuperó el conocimiento, se
encontró en un lugar desconocido para ella en el que habitaban extraños
personajes. Entonces un hada apareció ante ella, respondiendo al deseo de la
niña de poder regresar a su casa, y le aconsejó ir en busca del Mago de
Oz. Para ello, debía seguir un camino de baldosas amarillas.
Como la vio tan asustada le entregó unos zapatos
rojos diciéndole que jamás se los quitara porque estos la protegerían de la malvada
bruja del Oeste, ya que esta intentaría impedir que alcanzara su destino, pero
la magia que infundio en ellos fue la que le permitió emprender el camino de
regreso.
Cuando se puso en marcha para encontrar el camino
de baldosas amarillas se sintió observada, aunque no estaba segura de ello ya
que todo en aquél lugar le resultaba extraño…
Ya avanzado el camino, Dorothy y Toto se toparon
con un espantapájaros, que ansiaba con todas sus fuerzas poder tener un cerebro
como ellos. La niña, que nunca había visto nada semejante, decidió aconsejarle
que se uniera en su camino a encontrarse con el Mago de Oz. Si podía ayudarla a
ella, quizás podía conseguirle un cerebro a su nuevo amigo. Proseguían su
camino cuando más delante se les acercó una niña extrañamente vestida que al
ver lo amable que había sido Dorothy con el espantapájaros quiso unirse a
ellos, les conto que estaba cansada de obedecer a su tía, la malvada bruja del
oeste, que solo se dedicaba a hacer daño a los habitantes del lugar…ella solo
quería tener una amiga pero nadie la aceptaba por ser quien era. Dorothy no lo
dudó ni un momento y le ofreció su amistad.
Mas adelante se les cruzó un hombre de hojalata.
Éste se encontraba reclinado sobre un árbol, desesperado porque anhelaba tener
un corazón. Al igual que hizo con el espantapájaros, le recomendó que se
dirigiera con ellos a ver al gran mago. Y así, todos juntos, retomaron el
camino. Poco tiempo después apareció un león que parecía bastante asustado,
debido a los gruñidos del pequeño Toto. El pobre león, aterrorizado, contaba
entre sollozos como deseaba poder ser valiente. Así que, finalmente, decidieron
avanzar todos juntos al encuentro del Mago de Oz, para que éste pudiera
resolver todos sus problemas.
En el momento en el que alcanzaron finalmente su
destino, fueron recibidos por un guardián que les condujo ante el famoso mago.
Pero su recibimiento no fue el esperado. El Mago de Oz les pidió, a cambio de
resolver sus dificultades, que vencieran a una de las brujas más temidas del
reino. La desesperación hizo a los nuevos amigos aceptar el reto, dejando atrás el castillo.
Poco tiempo después de abandonar la ciudad de Oz,
el grupo atravesó un gran campo de amapolas, pero algo era inusual en el aroma
de las flores. Tan intenso era el olor, que todos cayeron dormidos en un
profundo letargo. Una vez rendidos al sueño, un grupo de monos voladores,
enviados por la malvada bruja, los capturó. Cuando por fin, Dorothy y sus
amigos despertaron, se encontraron de frente con la temida hechicera. La niña
reaccionó valientemente arrojando un cubo de agua sobre la bruja, sin saber lo
que pasaría a continuación. De inmediato, la bruja pareció derretirse, dando
paso a un enorme charco de agua hasta desaparecer. Con la malvada hechicera
derrotada, su maldición se anuló, y entonces, los deseos de todos se hicieron
realidad. Bueno, todos a excepción de la niña Dorothy, que aún no había
regresado a su casa.
Entre la alegría de los desdichados que
finalmente veían como sus viejos temores desaparecían, Totó se alejó. Junto con Esmeralda fue en su busca y comenzaron a
curiosear por el palacio hasta dar con el Mago de Oz. Pero cuando lo
encontró, para sorpresa de los presentes, descubrió que el gran mago se trataba
de un simple anciano disfrazado. El hombre confesó su secreto, había quedado
atrapado previamente en el mundo de Oz, al igual que le había ocurrido a Dorothy.
Con el transcurso de los acontecimientos, el anciano confesó que había llegado
el momento de que él también regresará a su hogar. Por ello, para poder estar
de vuelta lo antes posible, había fabricado durante todos eso años un globo
mágico que lo llevaría de vuelta a su hogar.
Tras los preparativos, el viejo y la
niña se marcharon de Oz, una vez pudieron despedirse de sus amigos. Su nueva amiga “Esmeralda” le pidió que no la
abandonara, ella tampoco quería dejarla…pero deseaba volver a casa así que le propuso que se fuera
con ella, y Esmeraldaaceptó.
El
trayecto resultó más peligroso de lo esperado. Con las turbulencias, Toto cayó
al vacío, y Dorothy, sin pensarlo, se tiró tras él para intentar salvarlo.
Durante el salto en el aire, la niña vio de nuevo a todos los amigos y seres
que conoció en Oz, en una especia de sueño. Entonces, escuchó de nuevo la voz
del hada, la que le guío hasta el mago, que susurraba: “Lo que debes hacer si
deseas regresar a tu granja es admitir que no estarás mejor en ningún sitio que
no sea tu casa”. Y Dorothy, que extrañaba terriblemente a su familia, no dejó de
repetir esta idea en su cabeza…y con tres taconeos…"tac, tac, tac"bastaron para quela pequeñadescubriera los poderesmágicos de sus zapatosy repitio en voz alta"Se está mejor en casa que en ningún sitio"
Cuando finalmente despertó, percibió la voz de
sus tíos que la llamaban. Emocionada, avanzó hacia ellos para reunirse en un
tierno abrazo. Descubrió entonces que todo había sido un sueño que nunca
olvidaría. Al igual que a todos los amigos que había descubierto en el país
imaginario del Mago de Oz…
O quizás no?...Dorothy y su nueva amiga Esmeralda
crecieron juntas y felices en la preciosa granja de sus tíos ya que estos la
aceptaron como una hija más.
Espero que esta versión os haya gustado ya que me he permitido incluir un nuevo personaje dándole un toque personal...jejeje...
VERSION: ELANOR
FOTOS: ELANOR / FOTOGRAMAS Y VIÑETAS DE LAS PELÍCULAS
Se había pasado toda la tarde por el centro de su ciudad, recorriendo esas estrechas calles que tan entrañables y queridas eran para ella. De tiendecita en tiendecita, al final consiguió llenar las bolsas de disfraces, huesitos de santo, telarañas y otras cosas para decorar la casa en las fiestas de Todos los Santos y Dia de difuntos.
Soltó todo en el recibidor de la casa, no podía más, y se le hacía un mundo pensar en hacerse la cena.
Encendió la tele, se trajo algo ligero para comer y se tiró en el sofá, ¡¡¡ por fin iba a descansar !!!.
En cuanto le dio un vistazo a los canales pudo darse cuenta que no había nada que le interesase y decidió buzear por internet para buscar una pelicula.
-¡Otra vez estoy sin internet! ¡Será posible! - exclamó con frustración.
Después de varios intentos fue a ver si quizás el problema viniese de la wifi colocada en la otra habitación. Cuando la revisó se llevó la sorpresa de que se encontraba apagada la regleta a la que estaba conectada.
-Se quedó estupefacta, ella nunca la apagaba porque estaba en un sitio de difícil acceso, y no entendía como había ocurrido.
Volvíó al salón y se dispuso a buscar la ansiada película que tanto le apetecía ver. Sabía que una del cine clásico le llevaría horas, por los que se decidió por una que quizás la encontrase más rápido.
-DARK CITY, ¡ es perfecta!, buena película y no la he vuelto a ver desde su estreno en el cine, pensó Nidia.
Recordaba como la inquietó y esa sensación claustofóbica que aumentaba a cada minuto del film que se hacía cada vez más angustiosa, envuelta en esa extraña mezcla de cine negro y ciencia ficción.
Vio como comenzaba, con esas imágenes que tan claramente denotaban que era un film poco común, pero no pudo escuchar nada...
-¿Y ahora que ocurre? se preguntó.
- Empezaba a desesperarse, los aparatos no era lo suyo.
Le dio mil vueltas a todo para encontrar el problema, y fue al posar sus ojos azules verdosos en el reproductor de sonido cuando pudo darse cuenta que no parpadeaba ninguna luz en él. Se acercó y llevando su dedo al botón se iluminó de nuevo todo...
El sonido estaba restablecido, pero Nidia, cada vez más perpleja, siempre estaba encendido..
Decidió no seguir pensando en ello y comenzar la cena, la película era entretenida y en el mejor momento la paró, para ir a la cocina en busca del postre ya que seguía con hambre. Cuando volvió de la cocina la pantalla estaba azul y al mover el ratón encontró el mensaje:
"Error, no puede mostrarse la página. Compruebe la conexión a internet".
Por unos segundos no pudo dejar de mirar aquellas letras escritas sobre la luminosidad blanca, no quería ir otra vez al cuarto a comprobar lo que en su interior intuía. Se dirigió hacía la puerta, la abrió lentamente, el pasillo a oscuras se le antojo más largo que nunca y buscó el interruptor de la luz.
Palpó una y otra vez pero no lo encontraba, recorriendo una pared inmensa, como si creciera a cada palmo que rozaba con sus dedos, ¿pero donde estaba? parecía que habían desaparecido las puertas y un interminable muro las hubiera suplantado. Con paso titubeante buscó el lado contrario del pasillo y ahí sí encontró la puerta que daba al habitáculo donde estaba la mesa del otro ordenador, pudo encender la luz y con estupor comprobó como el interruptor de la regleta estaba otra vez apagado.
Todos los terrores de la infancia vinieron a su encuentro, formando un corro al rededor en una danza macabra.
Salió a toda prisa dirigiendose al salón, encendiendo todas las luces a su paso, cerró la puerta del pasillo, e intentó serenarse pensando en multiples posibilidades a lo ocurrido, tomando la decisión de coger algo contundente para recorrer la casa y ver si había alguien.
Con una mezcla de miedo, rabia y algo indefinido, fue mirando cada rincón, despacio, sin hacer apenas ruido, hasta los que era imposible que cabiese alguien y siempre mirando hacia atrás. Cuando terminó le invadió una sensación de alivio tremendo, cerró las luces y se tumbó en el sofá e itentó relajarse.
Para distraerse decidió continuar con la película pero ya no le apetecia, además no dejaba de darle vueltas a como se podría haber apagado la regleta.
Las escenas pasaban y los dialogos rodaban por sus oidos, pero Nidia no dejaba de mirar el cristal oscuro de la puerta del pasillo.
Poco a poco se fue metiendo de nuevo en la historia que fluía desde la pantalla, depronto detrás de su cabeza escuchó una voz... fue por unos segundos, se levantó de inmediato sorprendida mirando hacia la dirección en que la había escuchado, clavando sus ojos en el vacío. No sabia que pensar, la voz másculina habia sido clara y fuerte, pero aún así no entendió lo que decía, como si hubiera sido cerca y lejos a la vez.
Echó atrás la pelicula hasta llegar a la secuencia en que la voz sonó, comprobando que no era parte de ella.
Se sentía cada vez mas tensa y la angustia crecia esperando que en cualquier momento sucediese algo...
.
Pasaron las horas, cada vez estaba peor, no encontraba explicación a lo sucedido. Todo era denso y cargante en la casa, no apagó ni la luz ni la televisíon, estaba dispuesta a pasar toda la noche en vela vigilando...
A la mañana siguiente estaba derrotada, en algun momento cerró los ojos pero brevemente y ahora solo pensaba en dormir.
Con la luz del dia todo parecía como siempre, el piso había vuelto a ser acogedor, pero Nidia no pudo evitar pensar que la noche volvería y ella seguiría allí, sola...
Espero que os haya gustado.
Abrazos.
Arien.
Historia y fotos: ARIEN
Nancy: Nidia, Nancy Colección Ion Fiz.
Vestuario: Nina la Riojana y Marayoris,
Nueve de
septiembre de mil novecientos cincuenta y cuatro. Son las siete y cuarenta y cinco
de la mañana y a pesar de que el calor veraniego todavía no nos ha abandonado
el sol permanece oculto en un cielo turbio y amenazador.
Estoy
aquí, sentada junto a la ventanilla escribiendo estas líneas que jamás te serán
enviadas. Observo la estación que pronto perderé de vista cuando el silbato del
tren anuncie la partida. No quiero marcharme pero tengo que estar allí antes de
que el curso comience. Me han matriculado en las Clarisas donde permaneceré
incluso durante las vacaciones. Ese es el castigo que me han impuesto por amarte.
He vuelto a mirar por la ventanilla. Esperaba
encontrarte. Lo deseaba desde los más profundo de mi corazón. El chófer se ha
encargado de facturar mi equipaje y de asegurarse de mi marcha. Desde aquí
parece un poste sin expresión alguna, ajeno a todo,cumpliendo órdenes. Ni un gesto con la mano.
Ni una sonrisa. Me marcho de aquí como una proscrita. En silencio. Sumisa. Y todo
esto por quererte. Este tren me lleva lejos de ti. Hacia el olvido. La tristeza
como mi único y verdadero equipaje. La desolación como compañía…y una sensación
de abandono que me aísla del resto del mundo.
Echaré de menos estos paisajes…los campos…los olivos
recordándome tus hermosos ojos verdes. Esos ojos que por primera vez me
impactaron al verte. Aquél día acompañé a mi abuelo, algo inusual en mí, a
inspeccionar la fábrica. No me gusta ver como ejerce el mando. Hace que me
siena incomoda. Siempre deja bien clara su posición y la de la clase obrera.
Es extraño, pero el monótono movimiento del tren me
recuerda a la máquina de envasado. Solía ser tu zona de trabajo. Desde las
oficinas podía observarte sin levantar sospechas. Te veía bromear con tus
compañeros en los momentos de descanso. Quería saberlo todo de ti…donde ibas
después del trabajo…con quién vivías…que hacías…si estabas casado…sólo allí
podría averiguarlo. Al abuelo empezó a extrañarle mi repentino interés por los
asuntos de la fábrica, pero como heredera pensó que sería bueno prepararme, mis
padres habían muerto sin darle un nieto varón y yo era su única alternativa.
En los asientos contiguos a mi hay una pareja que no cesa
de arrullarse. Parecen recién casados. ¡Tan felices! Puedo imaginar que somos
nosotros, nadie me lo impide. Cierro los ojos y te veo junto a mí con tu
sonrisa resplandeciente explicándome los pormenores de tu trabajo, enseñándome
cada palmo de la fábrica que también conoces. Fue una casualidad que te
eligieran a ti, precisamente, para esa tarea, tuve que contenerme para no dar
muestras de mi alegría. Lo mejor llegó cuando fuimos a recorrer los
olivares…llegaban más allá de lo que mi vista alcanzaba. Parte por parte me
describiste el árbol, sus frutos, sus cuidados…lo hacías con tanta naturalidad.
No sé si te escuchaba…veía el movimiento de tus labios, la expresión de tus
ojos fascinados por la naturaleza del mismo…y tus manos tomando con delicadeza
una muestra para describírmelo. Cuanto deseé ser ese fruto en tus manos.
El tren pierde velocidad, se para. Gentes que suben…otras
que bajan. Tengo la tentación de escapar. De huir. ¿Pero a dónde? La próxima
vez que se pare Sor María y Sor Piedad estarán en el andén esperándome. Me
siento tan vacía…
Mi recuerdo más dulce formará parte del día más amargo,
cuando después de asistir a misa, como cada domingo, convencí a mi abuela para
que me dejara bajar al arroyo que queda cerca de la finca llevándome el
almuerzo. Le prometí no llegar tarde, estar de vuelta antes que regresara el
abuelo. No había nada de malo en ello. Mi sorpresa fue encontrarte allí…pensé
que estarías en la taberna como los demás. Pero no. Estabas allí disfrutando de
la naturaleza. En soledad…hasta que llegué. No pareció molestarte, todo lo
contrario.
Me
invitaste a sentarme junto a ti y como en la fábrica empezaste a describirme el
entorno, a llamar mi atención sobre cosas en las que jamás me hubiera fijado. Tienes
vocación de maestro. ¿Lo sabias? Compartimos el almuerzo y el resto de la tarde
pareció diluirse en el tiempo. Los temas de conversación parecían no
terminarse. Un golpe de viento nos hizo guardar silencio. Nos miramos
fijamente. Pensé que ibas a besarme…y así lo hiciste, pero en la frente. Creo
que supiste lo que pensaba…que descubriste mi secreto.
Comenzó
a llover. Recogimos y me llevaste de regreso a casa. Mi abuelo estaba en la
puerta. Su rostro severo, duro e inquisidor miró la chaqueta que cubría mis
hombros. Sin mediar palabra me hizo entrar en casa y te la arrojó con gesto
despectivo.
Te alejaste, sin darme cuenta de que sería la
última vez que volvería a verte. Recuerdo el rostro impasible de mi abuela y a
mi abuelo vociferando sin control…que en qué estaba pensando...que era una niña
caprichosa e irresponsable…que me doblabas la edad…que no eras de nuestra
posición…que solo eras un patán. Quería decirle que se callara, que no hablara
a sí de ti. Que no te conocía…no quiso escucharme. Decidió que la solución era
mandarme lejos y a ti dejarte sin empleo. Podía prescindir de tu servicio y de
mi presencia. Me dolían los ojos de aguantar tantas lágrimas. Cuando se encerró
en su despacho apelé a mi abuela como mujer. Le explique que no había motivo
para tanto escándalo y que tú sólo eras culpable de haberme acompañado a casa.
No quería que te despidiesen por mi culpa. Me escuchó en silencio y prometió
solucionarlo. No sé lo que habrá sucedido…no he tenido demasiado tiempo. Unas
cuantas llamadas y todo estuvo decidido. No hay marcha atrás. El adiós que
nunca nos dijimos ahora es inevitable. Mi pensamiento estará siempre contigo.
El tren va parando lentamente...adentrándose en la estación
de mi destino.
Espero que os haya
gustado, pero no podré saberlo sino dejáis comentario