ELANOR
FOBIA
La noche parecía no tener fin,
ante sus ojos el reloj goteaba lentamente los minutos. A su lado, Silvia,
descansaba plácidamente sin darse la más mínima cuenta de su agonía. La luz que
se filtraba por la angosta ventana del dormitorio, dibujaba sobre la pared
sombras espectrales…y ese dolor insistente atravesando su
mandíbula…martilleando sus sienes. Se levantó sigilosamente, fue hasta el
cuarto de baño sin encender las luces, tanteando las paredes…y abrió el armario
en busca de algún calmante que fuera efectivo.
-Vuelve a la cama –dijo Silvia
desde el dormitorio- deberías intentar relajarte o no te harán ningún efecto.
Mañana mismo te sacaré cita con mi dentista.
-No lo necesito. Solo es tensión
acumulada.
-De eso nada, si sigues así será
peor, mañana irás sin falta.
El resto de la noche la pasó en
vela revolviéndose en las sábanas como si una fuerza interior le retorciera.
A medio día Silvia le llamó a la
oficina para comunicarle que le había conseguido hora a las cuatro. Apuntó la
dirección y pasó la mañana concentrando su atención en el diseño que estaba
desarrollando.
Aproximadamente media hora antes
se encaminó hacia la consulta. No quedando lejos de su oficina decidió ir dando
un paseo. Tocó el timbre y tras la puerta apareció una joven ataviada con un
uniforme de enfermera.
-Pase. ¿Tiene hora?
-Si, a las cuatro.
-¿Su nombre?
-Carlos Ruiz.
-Siéntese. Enseguida le atienden.
Lo hizo pasar a una sala y tras
ella cerró la puerta. Miro a su alrededor y observo el ambiente séptico del
lugar, el mobiliario era sencillo pero cómodo con un montón de revistas para
distraerse…lo más chocante era la decoración. Dedicándole una breve atención se
podía saber todo lo que se necesitaba sobre los dientes infantiles y de
adultos, su higiene, sus enfermedades…algunas de sus exposiciones eran
realmente espeluznantes. Intentó distraerse con algunas de las revistas que se
encontraban sobre la mesa pero sin conseguirlo. Un sudor frío impregnó sus
manos que se adherían incontrolables a las páginas. La tensión que acumulaba en
su interior pareció concentrarse en su estómago cuando la puerta se abrió.
-Carlos Ruiz?
-Sí.
Pase a la consulta nº 5 por el
pasillo la segunda puerta a la derecha.
La habitación no era demasiado
grande. Se sentó y se vio rodeado de instrumental que se le antojaban
apropiados para la tortura.
-Vamos a ver ¿Cuál le duele?
-En la parte inferior derecha…exactamente
no sabría decirle.
-Abra la boca…bueno la caries es profunda. Habrá que extraerla, voy anestesiarle, relájese.
Carlos cerró los ojos y los
mantuvo así unos minutos. Escuchó como el médico salía cerrando la puerta tras
de sí…los abrió y se encontró con el foco de luz directamente en su
rostro…empezó a sentirse inquieto, las paredes que le rodeaban habían perdido
color y parecían deteriorarse a medida que fijaba la vista en ellas. Los
objetos que antes le parecieron tortuosos ahora le resultaban aberrantes…
De repente apareció la enfermera,
su aspecto era deprimente, la cara demacrada, pálida y ojerosa contrastaba con
su uniforme sucio y descuidado…se acercó
y apoyó sus manos sobre las de él sujetándole fuertemente al sillón…sin darle
tiempo a reaccionar sintió que sus brazos y piernas quedaron automáticamente
inmovilizados. Ella sonrió con malicia y al hacerlo dejo al descubierto las
encías… estas estaban en carne viva como si acabaran de arrancarle los
dientes…el pánico le invadió…
No podía creer lo que estaba
sucediendo. Intento calmarse…empezó a estirar los dedos buscando el resorte que
había hecho saltar los dispositivos que le inmovilizaban. Tenía que estar ahí,
en uno de los brazos, era el único lugar al que ella se había acercado…la
puerta se abrió con lentitud dejando paso al dentista cuyo aspecto era peor, si
es que cabía, que el de su enfermera…sus ojos inyectados en sangre parecían a
punto de explotar. La mirada de Carlos se desvió de inmediato al objeto que
llevaba en las manos…el tamaño del mismo parecía más adecuado para perforar el
acerado de la calle que para utilizarlo en una boca humana.
-¿El paciente está preparado?
-Lo estará en cuanto le inyecte.
Se aproximó a él. En ese instante
Carlos alcanzó el resorte e inmediatamente quedó liberado…se agarró firmemente
al sillón y con ambas piernas pateo a la enfermera, esta salió catapultada
hacia atrás golpeándose contra la pared y clavándose la jeringuilla…antes de
reaccionar se vio forcejeando violentamente con el dentista durante un tiempo
que le pareció interminable…el trompo estuvo a punto de atravesarle en varias
ocasiones. El pequeño espacio en el que se movían hacia que la lucha fuera cada
vez más dificultosa...golpeándose una y otra vez el pecho del dentista con los
objetos y el mobiliario que contenía…un movimiento brusco y el pecho del
dentista quedó atravesado produciendo un ruido estrepitoso…
Carlos sintió como la sangre y
restos orgánicos le impactaban en el torso y en la cara…a sus pies quedaba un
cuerpo retorcido que aún se movía con espasmos, se miró las manos y estaban
ensangrentadas…intentó desesperadamente limpiarse. Quedó paralizado cuando
sobre su hombro sintió que se posaba una mano…y una voz dulce y amable que le
preguntaba;
-Vamos…¿Qué pasó? ¿ se encuentra
bien?
Con temor abrió los ojos y
moviendo afirmativamente la cabeza contestó que sí.
-Bueno no ha sido tan horrible
¿verdad? Enjuáguese.
Carlos sin haber salido aún del
shock no contestó nada.
-Es una buena pieza, lástima que
tuviéramos que extraerla.
Y el dentista la puso frente a
sus ojos…ante la visión ennegrecida y sanguinolenta de la misma, intentó salir de allí a toda
prisa…pero no logró alcanzar la puerta…todo se fundió en negro…
Esperamos que os haya gustado…o
por lo menos que os hayáis divertido…jejeje…
ESPERO VUESTROS COMENTARIOS, ASÍ
SABRE QUE HABEIS PASADO POR AQUÍ…JEJEJE….
RELATO:
ELANOR
FOTOS:
ELANOR
VESTUARIO:
FAMOSA / TALLER DE CASA ELANOR
¡¡Un poco impactante!!
ResponderEliminarPero emocionante hasta el final.
Besos
¡Hola Isabel! me alegra que te haya gustado el relato...yo soy de las que lo paso mal en el dentista, aunque hoy por hoy lo tengo "casi" superado...jejeje
EliminarBesosssss.
qué bien escrito te ha quedado este relato, elanor!! afortunadamente sólo he tenido que ir al dentista para limpiezas y similares, que no duelen apenas, pero la gente lo pasa fatal.
ResponderEliminarparece que el protagonista se quedaba dormido mientras le intervenían, y tenía esa pesadilla. aunque lo del fundido a negro del final me ha dejado intrigado, supongo que ésa es la intención, jejeje.
besos!!
Hola Chema, yo soy de esas personas que lo pasa bastante mal, aunque ya lo voy llevando algo mejor...jejeje...lo de "fundido en negro" era por no poner que se desmayó antes de llegar a la puerta y con la película que se montó me pareció de lo más apropiado...jejeje...
EliminarBesosssssss.
Ufff que mal rato
ResponderEliminarYo soy de las que tengo pánico al dentista desde pequeña. De hecho no voy.... No me extraña que Carlos se haya desmayado.
Feliz finde semana
Hola Dolors, pues sí supongo que habrá muchas personas que se identificaran con el relato...yo soy una de ellas, de ahí que se me ocurriera la idea...jejeje...
EliminarBesosssssss.
JAJJAJAJAjajjajajajajjajjajajajaj
ResponderEliminarQué bueno!!! pobre Carlos!!
Este no vuelve al dentista en su vida!!
jajjajajajajaa
Me ha encantado
Un gran abrazoooo
Gracias Itzi, me alegra que te haya gustado.
EliminarBesossss.
Yo lo paso fatal en el dentista!!besos
ResponderEliminarHola Dezazu, yo también lo paso fatal, aunque últimamente lo he ido superando...jejeje...
EliminarBesossss.
un crack ...me ha gustado mucho......jajajajajajajaaj
ResponderEliminar¡Hola Helena! gracias, me alegra que te haya gustado.
EliminarBesosssss.
Buenísimo el relato, pero creo que no vuelvo al dentista ...
ResponderEliminarBesos para las dos
jajajajaja ¡No nos cuentes estas historias! Con el miedito que da habitualmente ir al dentista...con esto no se yo...Nos lo has hecho vivir en primera persona...¡Muy buena! Un abrazo.
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