NANCY, HISTORIAS DE SIEMPRE
ARIEN Y ELANOR

Con la ilusión del primer día que llegaron nuestras nancys creamos este blog. Con él queremos compartir nuestros recuerdos y experiencias en el fascinante mundo de la infancia, lleno de magia, que recibimos de nuestros padres, dos seres maravillosos. Su amor y buen hacer hicieron posible que la felicidad de aquellos años perdure hasta nuestro presente, dejándonos así un valioso legado para transmitir a nuestros hijos...

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viernes, 20 de mayo de 2016

FOBIA

ELANOR
FOBIA


La noche parecía no tener fin, ante sus ojos el reloj goteaba lentamente los minutos. A su lado, Silvia, descansaba plácidamente sin darse la más mínima cuenta de su agonía. La luz que se filtraba por la angosta ventana del dormitorio, dibujaba sobre la pared sombras espectrales…y ese dolor insistente atravesando su mandíbula…martilleando sus sienes. Se levantó sigilosamente, fue hasta el cuarto de baño sin encender las luces, tanteando las paredes…y abrió el armario en busca de algún calmante que fuera efectivo.


-Vuelve a la cama –dijo Silvia desde el dormitorio- deberías intentar relajarte o no te harán ningún efecto. Mañana mismo te sacaré cita con mi dentista.
-No lo necesito. Solo es tensión acumulada.
-De eso nada, si sigues así será peor, mañana irás sin falta.
El resto de la noche la pasó en vela revolviéndose en las sábanas como si una fuerza interior le retorciera.
A medio día Silvia le llamó a la oficina para comunicarle que le había conseguido hora a las cuatro. Apuntó la dirección y pasó la mañana concentrando su atención en el diseño que estaba desarrollando.
Aproximadamente media hora antes se encaminó hacia la consulta. No quedando lejos de su oficina decidió ir dando un paseo. Tocó el timbre y tras la puerta apareció una joven ataviada con un uniforme de enfermera.


-Pase. ¿Tiene hora?
-Si, a las cuatro.
-¿Su nombre?
-Carlos Ruiz.
-Siéntese. Enseguida le atienden.


Lo hizo pasar a una sala y tras ella cerró la puerta. Miro a su alrededor y observo el ambiente séptico del lugar, el mobiliario era sencillo pero cómodo con un montón de revistas para distraerse…lo más chocante era la decoración. Dedicándole una breve atención se podía saber todo lo que se necesitaba sobre los dientes infantiles y de adultos, su higiene, sus enfermedades…algunas de sus exposiciones eran realmente espeluznantes. Intentó distraerse con algunas de las revistas que se encontraban sobre la mesa pero sin conseguirlo. Un sudor frío impregnó sus manos que se adherían incontrolables a las páginas. La tensión que acumulaba en su interior pareció concentrarse en su estómago cuando la puerta se abrió. 



-Carlos Ruiz?
-Sí.
Pase a la consulta nº 5 por el pasillo la segunda puerta a la derecha.
La habitación no era demasiado grande. Se sentó y se vio rodeado de instrumental que se le antojaban apropiados para la tortura.


-Vamos a ver ¿Cuál le duele?
-En la parte inferior derecha…exactamente no sabría decirle.
-Abra la boca…bueno la caries es profunda. Habrá que extraerla, voy anestesiarle, relájese.


Carlos cerró los ojos y los mantuvo así unos minutos. Escuchó como el médico salía cerrando la puerta tras de sí…los abrió y se encontró con el foco de luz directamente en su rostro…empezó a sentirse inquieto, las paredes que le rodeaban habían perdido color y parecían deteriorarse a medida que fijaba la vista en ellas. Los objetos que antes le parecieron tortuosos ahora le resultaban aberrantes…


De repente apareció la enfermera, su aspecto era deprimente, la cara demacrada, pálida y ojerosa contrastaba con su uniforme sucio y descuidado…se  acercó y apoyó sus manos sobre las de él sujetándole fuertemente al sillón…sin darle tiempo a reaccionar sintió que sus brazos y piernas quedaron automáticamente inmovilizados. Ella sonrió con malicia y al hacerlo dejo al descubierto las encías… estas estaban en carne viva como si acabaran de arrancarle los dientes…el pánico le invadió…


No podía creer lo que estaba sucediendo. Intento calmarse…empezó a estirar los dedos buscando el resorte que había hecho saltar los dispositivos que le inmovilizaban. Tenía que estar ahí, en uno de los brazos, era el único lugar al que ella se había acercado…la puerta se abrió con lentitud dejando paso al dentista cuyo aspecto era peor, si es que cabía, que el de su enfermera…sus ojos inyectados en sangre parecían a punto de explotar. La mirada de Carlos se desvió de inmediato al objeto que llevaba en las manos…el tamaño del mismo parecía más adecuado para perforar el acerado de la calle que para utilizarlo en una boca humana.


-¿El paciente está preparado?
-Lo estará en cuanto le inyecte.
Se aproximó a él. En ese instante Carlos alcanzó el resorte e inmediatamente quedó liberado…se agarró firmemente al sillón y con ambas piernas pateo a la enfermera, esta salió catapultada hacia atrás golpeándose contra la pared y clavándose la jeringuilla…antes de reaccionar se vio forcejeando violentamente con el dentista durante un tiempo que le pareció interminable…el trompo estuvo a punto de atravesarle en varias ocasiones. El pequeño espacio en el que se movían hacia que la lucha fuera cada vez más dificultosa...golpeándose una y otra vez el pecho del dentista con los objetos y el mobiliario que contenía…un movimiento brusco y el pecho del dentista quedó atravesado produciendo un ruido estrepitoso…


Carlos sintió como la sangre y restos orgánicos le impactaban en el torso y en la cara…a sus pies quedaba un cuerpo retorcido que aún se movía con espasmos, se miró las manos y estaban ensangrentadas…intentó desesperadamente limpiarse. Quedó paralizado cuando sobre su hombro sintió que se posaba una mano…y una voz dulce y amable que le preguntaba;


-Vamos…¿Qué pasó? ¿ se encuentra bien?
Con temor abrió los ojos y moviendo afirmativamente la cabeza contestó que sí.
-Bueno no ha sido tan horrible ¿verdad? Enjuáguese.
Carlos sin haber salido aún del shock no contestó nada.
-Es una buena pieza, lástima que tuviéramos que extraerla.


Y el dentista la puso frente a sus ojos…ante la visión ennegrecida y sanguinolenta  de la misma, intentó salir de allí a toda prisa…pero no logró alcanzar la puerta…todo se fundió en negro…



Esperamos que os haya gustado…o por lo menos que os hayáis divertido…jejeje…
ESPERO VUESTROS COMENTARIOS, ASÍ SABRE QUE HABEIS PASADO POR AQUÍ…JEJEJE….

RELATO: ELANOR
FOTOS: ELANOR
VESTUARIO: FAMOSA / TALLER DE CASA ELANOR

   

14 comentarios:

  1. ¡¡Un poco impactante!!
    Pero emocionante hasta el final.
    Besos

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    1. ¡Hola Isabel! me alegra que te haya gustado el relato...yo soy de las que lo paso mal en el dentista, aunque hoy por hoy lo tengo "casi" superado...jejeje
      Besosssss.

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  2. qué bien escrito te ha quedado este relato, elanor!! afortunadamente sólo he tenido que ir al dentista para limpiezas y similares, que no duelen apenas, pero la gente lo pasa fatal.
    parece que el protagonista se quedaba dormido mientras le intervenían, y tenía esa pesadilla. aunque lo del fundido a negro del final me ha dejado intrigado, supongo que ésa es la intención, jejeje.
    besos!!

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    1. Hola Chema, yo soy de esas personas que lo pasa bastante mal, aunque ya lo voy llevando algo mejor...jejeje...lo de "fundido en negro" era por no poner que se desmayó antes de llegar a la puerta y con la película que se montó me pareció de lo más apropiado...jejeje...
      Besosssssss.

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  3. Ufff que mal rato
    Yo soy de las que tengo pánico al dentista desde pequeña. De hecho no voy.... No me extraña que Carlos se haya desmayado.
    Feliz finde semana

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    1. Hola Dolors, pues sí supongo que habrá muchas personas que se identificaran con el relato...yo soy una de ellas, de ahí que se me ocurriera la idea...jejeje...
      Besosssssss.

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  4. JAJJAJAJAjajjajajajajjajjajajajaj
    Qué bueno!!! pobre Carlos!!
    Este no vuelve al dentista en su vida!!
    jajjajajajajaa
    Me ha encantado
    Un gran abrazoooo

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    1. Gracias Itzi, me alegra que te haya gustado.
      Besossss.

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  5. Yo lo paso fatal en el dentista!!besos

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    1. Hola Dezazu, yo también lo paso fatal, aunque últimamente lo he ido superando...jejeje...
      Besossss.

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  6. un crack ...me ha gustado mucho......jajajajajajajaaj

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    1. ¡Hola Helena! gracias, me alegra que te haya gustado.
      Besosssss.

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  7. Buenísimo el relato, pero creo que no vuelvo al dentista ...

    Besos para las dos

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  8. jajajajaja ¡No nos cuentes estas historias! Con el miedito que da habitualmente ir al dentista...con esto no se yo...Nos lo has hecho vivir en primera persona...¡Muy buena! Un abrazo.

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